Las denominadas fobias surgen ante amenazas imaginarias, a diferencia del miedo, que consiste en una reacción emotiva frente a un peligro o amenaza real o posible de carácter pasajero, reconocido como lógico, y que sirve de alerta y como protección contra ese mal inminente.
Entre el 5-10 % de las personas que acuden a una consulta de psiquiatría lo hacen por algún trastorno fóbico, y en su mayoría son mujeres.
Aún se ignora a ciencia cierta qué ocasiona un miedo irracional y los expertos defienden distintas teorías sobre su origen, pero se sabe que en su aparición pueden intervenir factores fisiológicos, psicológicos y genéticos, por separado o en combinación.
Lo que sí se conoce es que las fobias pueden generalizarse: una persona que teme a los gatos puede llegar a temer a todos los animales. También pueden «contagiarse», ya que ciertos individuos muy sensibles o nerviosos, pueden adquirir una miedo irracional al escuchar lo que les cuenta otro fóbico, pese a no haber pasado nunca por un episodio traumático en la realidad.
«Las fobias pueden aparecer debido a una experiencia negativa o traumática en el pasado: por ejemplo una persona que estuvo a punto de ahogarse cuando era niño puede padecer en el futuro una fobia a todas las situaciones relacionadas con el agua», explica el psicopedagogo Bernabé Tierno.
También puede haber cierta influencia de la familia, ya que los padres pueden trasmitir sus miedos a sus hijos al servirles de ejemplo, así como de ciertos ambientes donde se enseña a temer a todo y a no afrontar las situaciones y temores.
Los motivos de las fobias son muy numerosos, pero se subdividen básicamente en tres tipos:
- Las simples, que se refieren a un objeto, lugar, sujeto o situación.
- las sociales, que impiden desarrollar actividades en presencia de otras personas.
- y las agorafobias o temor a los lugares extraños junto con una necesidad urgente de refugiarse en el ámbito seguro del hogar.